La niebla
Stephen King
La Niebla, aunque lo conozcamos como un libro independiente de Stephen King, en realidad no lo es. Es parte de una espectacular antología de relatos de Stephen King llamada originalmente “Skeleton Crew”. Dentro tiene 22 relatos, pero resulta que en la editorial de King en España (Random House Mondadori, sellos Plaza&Janés para tapas duras, y Debols!llo para ediciones de bolsillo, valga la redundancia) son muy raros, y para sacarnos más pasta, decidieron dividir “Skeleton Crew” en cuatro libros. Porque ellos lo valen, sí señor. Y el primer libro, como resultado de esta salomónica decisión, es el que nos ocupa hoy: “La Niebla”.
Portada de «La Niebla», en edición de bolsillo. La ilustración es el cartel de la película basada en el libro, de Frank Darabont. La verdad es que esta portada deja poco a la imaginación.
A parte de lo aclarado anteriormente, hay otros datos técnicos importantes. Son 320 páginas (una novela corta y dos relatos), el formato es de bolsillo, por supuesto, y el precio es 7,95 euros. La novela corta que da título a la recopilación trata sobre los habitantes de un pueblo (Adivinad su nombre. Una pista: Empieza por Castle…y termina por Rock. Sí, Castle Rock.), que después de una tormenta, van a comprar víveres a un supermercado, pero una misteriosa niebla que contiene misteriosas criaturas en su interior, los aisla, sin poder salir al exterior.
Como podéis apreciar, un ejercicio imaginativo más que excelente de nuestro Stephen King. Según cuenta en una cosa que yo creo muy necesaria en todos sus libros, y que se llama: NOTAS, se le ocurrió mientras estaba en el supermercado, junto a su hijo. En sus mejores tiempos (digo “mejores” porque creo que nunca ha tenido verdaderamente “malos tiempos”, sino “mejores” y “buenos”), la cabeza de King funcionaba 25 horas al día, y podía sacarte una historia excelente con casi cualquier detalle. También trabajaba a un ritmo vertiginoso, lo cual en cualquier otro autor podría ser un inconveniente para la calidad, pero, claro, en King no lo es. El resultado de ese momentazo de juego imaginativo en su supermercado, y sus dos semanas de arduo trabajo en la novela corta, fue algo realmente disfrutable y entretenido.
Se nos presenta como narrador del suceso a un pintor de Maine, David Drayton, que fue junto a su hijo Billy y su vecino Brent Norton a comprar recursos para los días después de esa terrible tormenta. En en el supermercado se encuentran con las personalidades más variopintas del pueblo: está la chica nueva, la anciana, la señora ultra-religiosa, los forasteros, los moteros, evidentemente los trabajadores del supermercado, y mucha gente más que viene a hacer lo mismo que Dave, Billy y Norton. De pronto, la niebla cubre el exterior, y aparece un hombre gritando y advirtiendo los peligros de la niebla. Pasa el tiempo, ellos están indecisos, preocupados por las cosas que dejaron atrás, y pronto se verán asechados por las criaturas que viven en la niebla.
Ya lo véis. King aprovecha que todo lo mejor y lo peor del pueblo está en el supermercado para crear un mini-pueblo allí dentro, con los que David y otros más tendrán que lidiar. No sólo es peligroso lo que hay en la niebla y los asecha, hay gente verdaderamente peligrosa allí dentro. Como la señora Carmody, la típica (pero siempre temible) personalidad creyente que aparece en varias obras de King. Como ya dije en mi reseña de “La Zona Muerta”, hay veces que la persona da más miedo que los monstruos.
La Niebla es una “novela corta”, género literario que King domina a la perfección. Tiene la extensión justa, no se anda nada por las ramas, exprime al máximo el zumo de la historia, crea fuertes personajes y nos hace testigos de uno de sus mejores trabajos en cuanto a monstruos sobrenaturales, y también construye unas mentes indecisas que calculan cada uno de sus pasos, teniendo en cuenta que si caminan en falso, pueden morir. Una muy buena novela corta, que recomendaría encarecidamente.
Portada original de «Skeleton Crew», colección de relatos de la que son parte los tres relatos que conforman «La Niebla». La ilustración muestra a un mono de cuerda, personaje importante de uno de los cuentos que se reseñaran a continuación.
De regalo con “La Niebla”, nos vienen en esta edición dos relatos más. Uno es “El Mono”, y otro: “El Atajo de la Señora Todd”. Ambos de una extensión normal (fijaos que he dicho: relatos, no novelas cortas), y que tienen una calidad excelente.
El Mono explora el pasado, los traumas de la niñez. Traumas que en principio pueden parecer tontos, o incluso cosas del azar, pero que luego cada vez son más preocupantes. El Mono es un muñequito de cuerda, con unos grandes ojos y una gran sonrisa blanca, que camina hacia adelante y toca los platillos. Pero lo extraño de todo esto es que cuando toca los platillos, alguien muere. Después de que sus hijos lo encontraran, nuestro protagonista intenta luchar con su pasado, pero siempre vuelve. King juega con nosotros, con su protagonista, llegando a tener un final mucho mejor que el de la Niebla, por cierto. El final está lleno de agua, de lugares importantes de la niñez del protagonista, y, por supuesto, del mono. El dichoso mono. Una vez más, y gracias a las NOTAS del final del libro, queda vigente cómo es el cerebro de King. Como por la calle se le van ocurriendo cosas, caminando.
El Atajo de la señora Todd es la última pieza que leeremos antes de terminar el libro, también es un relato de extensión justa, pero siempre exprimiendo el jugo. Es el que más dotes fantásticos tiene de todos. Aquí por primera vez veo a la gran mujer del mundo de Stephen King (prototipo de otras grandes mujeres que protagonizan otros grandes libros de King, como mi favorito, pero ese lo reseñaré en una ocasión especial). Es como la “Berenice” de Poe, o la “Marina” de Carlos Ruiz Zafón, o alguna de esas grandes mujeres, que al mismo tiempo mezclan la alegría y la tristeza, lo fantasmal, la belleza, la obsesión. Sobretodo, la belleza y la obsesión son las grandes cualidades que definen a la señora Todd. El narrador de la historia es uno de los capataces del gran imperio del señor Todd que entabla amistad con su esposa, una mujer obsesionada con los atajos, para llegar lo más rápido posible de un punto a otro, pero eso no siempre la llevará a buen puerto. Otra vez volvemos a las calles de Castle Rock, pero esta vez las recorremos en coche.
Las NOTAS finales, como he dicho, es un ingrediente que creo necesario tanto en las novelas como en las recopilaciones de relatos cortos de Stephen King, dado que es como una conexión directa con la cabeza y la persona del escritor. Aquí siempre nos disecciona y nos relata amigablemente cómo se le ocurrieron sus relatos, la situación que lo llevó a ello y qué sucedió después, cómo lo ve él. En resumen, las NOTAS son su visión sobre sí mismo. Algo que el lector que desee acercarse a la cabeza del genio que es King, agradece enormemente.
En resumen, si os lleváis este libro a casa tendréis el aperitivo perfecto para compraros los otros libros de King que originalmente vienen en “Skeleton Crew”. Dos relatos, una novela corta. Un conjunto magnífico para leer. Su prosa es sencilla, las tramas, sensacionales, los personajes, perfectos y duraderos en la mente. Relatos enormes, en resumen. Y eso es sólo una ínfima parte de lo que nos encontramos en el total, en el original “Skeleton Crew”. Pero si decides sólo comprar este, no es realmente necesario tener los próximos, dado que no establecen ninguna conexión importante entre ellos mismos. Pero como lección tanto para el aprendiz de escritor como para el lector, es genial. ¿La lección? Las ideas están en cualquier lado, en la calle, en un supermercado, en tu esposa obsesionada con llegar a su destino a tiempo, y mientras mejor se utilicen, más disfrutarás escribiéndolas o leyéndolas.